¿Pueden las cooperativas de energía resolver la crisis energética de Europa?
Durante la guerra en Ucrania, las relaciones políticas y económicas entre Rusia y los países de la Unión Europea (UE) se deterioraron drásticamente, dando lugar a varias sanciones. La tarde del 23 de febrero de 2022, por ejemplo, el canciller de Alemania, Olaf Scholz, paralizó el inicio del uso del gasoducto Nord Stream 2. Con la construcción terminada el año pasado, el gasoducto comenzaría a operar a mediados de este año, abasteciendo directamente a Alemania con gas natural enviado por la empresa estatal rusa Gazprom. Rusia se convertiría en uno de los mayores proveedores de energía de Alemania.
En las primeras negociaciones, varios estados europeos se mostraron en contra del proyecto, ya que generaría una alta dependencia de otro país. Ante los acontecimientos actuales, esta línea de pensamiento ha cobrado aún más importancia. Actualmente, Rusia suministra más del 40% del consumo total de gas de la Unión Europea. Además, el 27 % del petróleo y el 46 % del carbón importados en la UE proceden de Rusia. En Twitter, el secretario general de la ONU, António Guterres, comentó que este conflicto revela una vez más que la dependencia de los combustibles fósiles (en este caso, el gas natural) está haciendo que la economía mundial y la seguridad energética sean vulnerables a las crisis geopolíticas. Luego afirmó que, en lugar de ralentizar la descarbonización, ahora sería el momento de acelerar la transición hacia un futuro de energía renovable. En consecuencia, la situación actual plantea la siguiente pregunta para el estado alemán: ¿Cómo lograrán Alemania y sus socios europeos recuperar su independencia energética centrándose en el sector de las energías renovables?
Además del conflicto actual, Europa Occidental se enfrenta a una crisis energética, en la que las existencias de gas natural en los Estados miembros de la UE están en su nivel más bajo en cinco años y, por tanto, los precios se están disparando. En busca de una solución a esta crisis energética y un sustituto del gas ruso, el ministro de Economía alemán, Robert Habeck, viajó a Qatar, uno de los tres principales exportadores de gas natural licuado. Lo que inicialmente parecía ser una solución provisional parece haberse convertido en un compromiso económico a largo plazo. Una decisión que dejó perplejos a los votantes alemanes por el hecho de que Habeck, un político del partido Verde, debería tomar todas las medidas necesarias para llevar a cabo una transición hacia las energías renovables, renunciando a los combustibles fósiles.
Según el ministro y el plan de la Comisión Europea, denominado REPowerEU, se trata de diversificar las fuentes de energía para acabar con la dependencia del gas ruso. Luego se puso en contacto con los Emiratos Árabes Unidos (EAU) para cerrar un tratado comercial sobre hidrógeno verde, que, como fuente de energía renovable, debería representar la siguiente fase al gas natural. Robert Habeck aseguró que en las negociaciones todos los socios comerciales fueron muy receptivos con respecto a las transiciones necesarias en el sector energético. También comentó que un punto importante de las conversaciones versó sobre los derechos humanos y las condiciones de trabajo que, en los últimos tiempos, han sido continuamente criticados. En vista de la actualización de la legislación laboral de los EAU que aún no se ha implementado satisfactoriamente, está claro que todavía existe una gran necesidad de respeto por los derechos humanos fundamentales. En consecuencia, queda por ver si las garantías de cambio son confiables o palabras vacías para el alivio de la conciencia. Entonces, ¿sería esta la solución correcta? ¿Sustituir la dependencia energética de Rusia por alianzas comerciales con otros estados acusados de violaciones de los derechos humanos y laborales? ¿Los tiempos difíciles justifican medidas drásticas?
No hay que olvidar que todas estas cuestiones y adversidades también pueden tener un efecto secundario positivo. Despiertan la mente, la creatividad y la voluntad de encontrar un camino diferente. Un camino en el que revive el espíritu cooperativo y los ciudadanos se unen para afrontar los problemas de forma solidaria. Esta no es la primera vez que los europeos se enfrentan a una crisis energética. Ante la crisis del suministro de petróleo de Dinamarca en la década de 1970, sus ciudadanos rechazaron los planes del gobierno de invertir en soluciones nucleares y desarrollaron su propia solución basada en generación e inversiones en energía solar, eólica y calefacción urbana. Esta fue la base del movimiento comunitario de transición energética en Europa. Además, esta crisis también dio lugar a iniciativas comportamentales en este continente, como, por ejemplo, los domingos sin coches, que fomentaban un uso mucho más intensivo de la bicicleta en ciudades como Ámsterdam y Copenhague (REScoop 2022b). Se hace evidente que la inclusión de los ciudadanos es fundamental para generar estos grandes cambios sociales, que finalmente ayuden a generar soluciones a la crisis energética. Con esta idea en mente, la Federación Europea de Cooperativas Ciudadanas de Energía (REScoop.eu) se esforzó por romper el modelo centralista arcaico, en el que toda la población depende de unos pocos proveedores que tienen el monopolio de la energía en sus manos; además, proveedores de energía que priorizan los combustibles fósiles. En el proceso de aprobación del Clean Energy Legislative Package for all Europeans (CEP), publicado en 2019 por la Comisión Europea, REScoop destacó como uno de los principales actores. Su presidente, Dirk Vansintjan, comentó:
Con la votación final del Consejo, la Unión Europea ahora reconoce oficialmente a los ciudadanos de la UE y los actores del mercado, es decir, las comunidades de energía ciudadana y las comunidades de energía renovable, en la transición energética de Europa. Con nuevas definiciones, un conjunto de derechos y requisitos para que los Estados miembros desarrollen estructuras favorables y regulaciones proporcionadas para las comunidades energéticas, el papel de los ciudadanos en la transición energética de Europa ahora está asegurado a nivel de la Unión Europea.
Los miembros de la Unión Europea tenían hasta dos años (hasta 2021) para adaptar su marco regulatorio, en el que las cooperativas energéticas tienen más libertad de acción. Con las comunidades energéticas y la energía generada en conjunto, se deben abrir nuevas puertas para que los ciudadanos consuman la energía que ellos mismos producen localmente. Esta descentralización regional y la exención de la contratación de grandes proveedores de energía ofrece muchas ventajas para las comunidades, especialmente si logran unirse en una cooperativa de energía. Al producir su propia energía, pueden vender el excedente e invertir en su comunidad.
Lamentablemente, hay que señalar que los subsidios a las energías renovables otorgados anteriormente por el gobierno alemán terminaron este año, lo que deja en un vacío a los productores de energía limpia, preocupados por la viabilidad financiera de sus negocios. el medico Roman Glaser, Director Ejecutivo y Presidente de la BWGV (Federación de Cooperativas de Baden-Württemberg), explicó que:
La fuerte caída en los pagos de EEG [Ley de Energías Renovables] y las primas de mercado, así como la constante expansión de las ofertas, están empujando actualmente a muchas de nuestras cooperativas de energía hacia nichos empresariales. La expansión de los sistemas fotovoltaicos de tamaño pequeño y mediano, el negocio central de muchas cooperativas energéticas, está fracasando.
Por eso es importante encontrar soluciones en conjunto, como, por ejemplo, mejorar las condiciones de financiamiento, ajustar los subsidios según la necesidad y aumentar los volúmenes de expansión de los sistemas solares que no necesitan entrar en los complicados procesos de licitación. En consecuencia, las medidas legislativas no deben entorpecer las actividades de las cooperativas de energía que necesitan un marco regulatorio adecuado para seguir cumpliendo su importante papel. Aquí se vuelve una vez más evidente que la participación ciudadana en la viabilidad de las cooperativas energéticas es y seguirá siendo un pilar para el éxito de la transición energética. Solo en el estado de Baden-Württemberg, las cooperativas de energía juntas tienen 44.000 miembros. Es evidente que contribuyen significativamente a aumentar la motivación y la aceptación entre las personas. Glaser dice que también hay otro factor importante, que es el autoconsumo de energía generada por los miembros de la cooperativa, un aspecto que en Alemania todavía no está tan desarrollado como, por ejemplo, en Brasil.
Contemplando la actualidad es evidente que, además del cambio climático, las crisis geopolíticas impulsan la transición energética. Es imperativo que la soberanía energética siga en manos de los ciudadanos. Juntos, aferrados a fuertes principios, tienen la fuerza y el ímpetu para realizar los cambios necesarios que no solo beneficiarán a un pequeño grupo, sino a toda la población y sus futuras generaciones.
Autor: Abel Simón Castillo Braun (DGRV)
Colaboración: Camila Japp (DGRV) y Mônica Lehmann (DGRV)
Publicado el 07/11/2022