La Pobreza Energética: Un Desafío Latente para la Equidad y el Bienestar Social
La pobreza energética, una situación en la que un hogar no cuenta con los recursos necesarios para cubrir sus gastos energéticos básicos o debe asignar una proporción desproporcionada de sus ingresos a estos costos, está emergiendo como una preocupación social y económica en todo el mundo.
Este fenómeno, aunque se presenta de diferentes formas según la región, afecta la calidad de vida y exacerba las desigualdades sociales, según expertos de la Asociación de Ciencias Ambientales.
En los países desarrollados, la pobreza energética a menudo se manifiesta en la incapacidad de las familias para pagar sus facturas de servicios energéticos, como la electricidad, la calefacción, el agua caliente sanitaria y el consumo energético de electrodomésticos básicos.
Por otro lado, en los países en desarrollo, particularmente en zonas rurales o alejadas de núcleos urbanos, este problema se asocia más comúnmente a la falta de acceso a los servicios básicos, donde muchos hogares ni siquiera cuentan con electricidad.
Entre las principales causas de la pobreza energética se encuentran los bajos ingresos del hogar, la inexistencia de políticas públicas para asegurar tarifas accesibles a las familias de menos recursos, la falta de acceso a servicios básicos, una infraestructura inadecuada que no permite el ahorro energético, y una gestión ineficiente del consumo de energía.
La importancia de abordar la pobreza energética radica en su impacto directo sobre la salud y el bienestar de las personas. La falta de calefacción en invierno, por ejemplo, puede derivar en problemas de salud, particularmente del sistema respiratorio.
Además, este fenómeno puede agudizar las desigualdades sociales, ya que los hogares con menos recursos suelen ser los que tienen un menor acceso a servicios básicos, reduciendo así su nivel de bienestar.
Otra faceta de la pobreza energética es que, aunque algunos hogares puedan cubrir sus gastos energéticos, lo hacen a costa de destinar una cantidad excesiva de sus recursos, limitando su capacidad para cubrir otros gastos esenciales como la educación de sus hijos.
Por ello, los expertos hacen un llamado a la acción, argumentando que es esencial enfrentar y abordar la pobreza energética para garantizar la equidad y el bienestar social de todas las familias, y promover un futuro más sostenible e inclusivo.