Cooperativas de Energía Distribuida
Qué son las Cooperativas de Energía Distribuida
Las Cooperativas de Energía Distribuida son organizaciones en las que se unen personas para desarrollar, colectivamente, proyectos de energía renovable, bajo el objetivo común de disminuir sus costos de consumo energético y de mitigar el cambio climático, mediante la participación activa y protagónica en la producción y consumo de la energía eléctrica. De esta forma, se contribuye al proceso de transición y diversificación energética, en búsqueda de un futuro más justo y responsable con el medio ambiente y las próximas generaciones.
Con este objetivo, los proyectos de Cooperativas de Energía Distribuida involucran la generación y consumo de energía eléctrica renovable a través de la inyección de esta a la red de distribución, rebajando los costos de las cuentas de energía eléctrica de las y los participantes. La articulación y desarrollo de estas cooperativas pueden incluir además medidas de eficiencia energética, movilidad y transporte, calefacción, almacenamiento de energía y otras acciones para proteger el medio ambiente o avanzar hacia costos energéticos justos para las comunidades.
Este tipo de iniciativas Cooperativas están cada vez más presentes en países como Estados Unidos, Australia, Alemania, Dinamarca, Reino Unido y Bélgica, y están jugado un papel importante en su proceso de transición energética hacia fuentes renovables. En Alemania, por ejemplo, aproximadamente el 50% de la generación de energía renovable es propiedad del pueblo, generando independencia energética, participación, desarrollo y democratización.
En Chile, las iniciativas energéticas comunitarias están dando sus primeros pasos, convirtiéndose cada vez más en una realidad en la vida de las personas que buscan ser agentes de cambio y protagonistas de la transición y diversificación energética del país.
Las principales características de un proyecto de Cooperativa de Energía Distribuida son:
Participación activa: Las comunidades participan de manera activa y autodeterminada a través de una organización democrática, reuniendo recursos económicos y conocimientos individuales para estructurar un proyecto de Cooperativa de Energía Distribuida, el cual sea capaz de implementar una planta de generación de electruicidad a partir de fuentes renovables, inyectarla a la red y gestionar todas las etapas y ciclos del proceso.
Beneficios económicos, sociales y ambientales: La participación colectiva de los beneficios económicos, sociales y ambientales, los cuales se trabajan en conjunto, teniedo como foco es el desarrollo sostenible de una región.
Descentralización: La energía se produce cerca del lugar de consumo, acercando e involucrando a las personas en el proceso de transición energética.
Conciencia ambiental colectiva: En los proyectos de Cooperativas de Energía Distribuida las personas buscan en conjunto convertirse en agentes de cambio, asumiéndose como protagonistas de la transición energética, generando conciencia sobre el cuidado y la atención al medio ambiente de manera colectiva.
Energía distribuida de fuentes sostenibles
Según estudios internacionales, el sector energético es responsable de la emisión de dos tercios de los gases que provocan el efecto invernadero, constituyendo uno de los principales focos de articulación para mitigar el cambio climático. Para cambiar este patrón, es necesario estimular el desarrollo y la aplicación de fuentes de energía renovables, que están disponibles de forma prácticamente inagotable dentro del horizonte temporal humano o que se renuevan rápidamente, como la energía de biomasa, solar, eólica, hidroeléctrica, geotérmica y mareomotriz.
La Energía eléctrica distribuida de fuentes sostenibles corresponde a la generación o el almacenamiento local y descentralizado de energía eléctrica a pequeña escala a partir de fuentes renovables, la cual tiene la opción de ser inyectada a la red general de distribución eléctrica, generando importantes rebajas en los costos de consumo.
El aumento de la participación en la matriz de las Energías Renovables No Convencionales, ERNC, se inició en 2010, con la Ley 20.257 y desde entonces se ha ido perfeccionando gracias a nuevas normativas. A partir de 2013 el costo de las tecnologías ERNC inicia un importante descenso a nivel internacional, lo cual unido a la alta disponibilidad de recursos renovables en Chile, ha permitido y propiciado un importante aumento de la generación con estas tecnologías limpias en nuestro sistema eléctrico.
La generación distribuida para el autoconsumo fue establecida en Chile el año 2012 por la Ley N° 20.571. A partir de entonces, cualquier persona puede generar su propia energía a partir de fuentes renovables e inyectar los excedentes de energía a la red eléctrica, reduciendo su cuenta de luz.
Dicho marco regulatorio permitía generar energía únicamente de forma individual, siendo necesario contar con un espacio físico adecuado para instalar el sistema. Sin embargo, a partir de la promulgación de la Ley 21.118 el año 2018, las posibilidades de participar en la producción de energía para autoconsumo se amplían gracias a la introducción de la generación conjunta o comunitaria.
Producción conjunta a través de cooperativas
La generación comunitaria reúne personas para generar juntas su propia energía e inyectar sus excedentes a la red de distribución, quienes reciben las compensaciones de la energía generada virtualmente, es decir, sin necesidad de instalar en cada casa un sistema de generación, sino mediante un único sistema compartido por todo el grupo. La generación conjunta es una alternativa que da una respuesta creativa y sostenible a las necesidades energéticas de las comunidades.
Muchas personas prefieren producir juntas su energía, como una forma de fortalecer sus comunidades y como respuesta en muchos casos a problemas como no contar con un espacio adecuado o no disponer de recursos para instalar un sistema de generación en sus viviendas o negocios.
Es así como la generación comunitaria ofrece un espacio propicio para el trabajo colaborativo, donde los distintos conocimientos y capacidades contribuyen al desarrollo de un proyecto que facilita el acceso a la tecnología de toda la comunidad.
En términos económicos, reunir varias personas para instalar un sistema de generación puede resultar en una inversión inicial menor para cada una de ellas, ya que los valores de los sistemas de generación disminuyen a medida que aumentan su tamaño y el número de participantes. Por otra parte, esta modalidad facilita la realización de una inversión ajustada a las condiciones financieras de cada miembro, donde cada uno puede decidir si invierte para cubrir el total o una parte de la energía que consume.
También permite desarrollar las capacidades gestoras de la comunidad para que en conjunto con el sector público y otros actores del sector privado puedan concretar las necesidades de financiación de la iniciativa. Finalmente, la generación conjunta permite aprovechar espacios comunes sub utilizados de un barrio o condominio.
La ley de generación distribuida permite que las personas puedan agruparse para generar juntas su energía usando cualquier tipo de persona jurídica, entre otras la de cooperativas. ¿Por qué una cooperativa puede ser una de las formas de organización de la comunidad más eficiente para la generación conjunta? Existen varias razones. La primera de ellas tiene que ver con su naturaleza jurídica: las cooperativas poseen reglas y bases generales de funcionamiento, constitución y gestión, establecidas en la Ley General de Cooperativas, que facilitan la administración y toma de decisiones al interior del grupo. Además son organizaciones democráticas, cada socio o socia tiene un voto, independiente del capital o cuotas que tenga en la cooperativa. Fomentan el desarrollo local y promueven las relaciones solidarias y de ayuda mutua con otras organizaciones y cooperativas. Promueven la educación de sus asociados y asociadas y existe una institucionalidad tanto a nivel nacional como internacional, lo que favorece su articulación y representatividad.